Desde la aparición del ser humano en un entorno, es parte de su naturaleza el conocer, curiosiar. A lo largo de la historia de la humanidad nos hemos impuesto cavar para descubrir lo que hay en el centro de la tierra, ¿Habrá otra tierra debajo?. Descubrimos que hay lava, hirviendo, como la furia del más temido huracán arrasándolo todo a su paso. Buscamos también la manera de acomodarnos, ¿o fue la necesidad?, sí es una pregunta compleja, pero debatible. El avance es inevitable, pero la raza humana ha querido saber y saber, tanto que se inventaron la llanta, el carro, los barcos, para conocer nuevas tierras, nuevos lugares. Se inventaron el celular, la compu, el internet. Para conocer de todo más. El detenerse a pensar ya no es factible en un mundo comprado. El detenerse a ver cómo el sol alumbra la más bella criatura en un mar. El apreciar la luna de noche.
Sólo espero que el humano jamás piense en conquistar el cielo. La Luna o las estrellas, será ahí entonces cuando el mundo ya no será mundo, si no una enorme oficina.
lunes
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